Predecir en tiempos de calma y estabilidad es relativamente fácil, pero hacer previsiones cuando las cosas se alteran, cambian y el entorno económico es cada vez más arduo, se vuelve especialmente complicado. Sin embargo, las Tecnologías de la Información y de la Comunicación han sobrevivido a crisis anteriores gracias al esfuerzo realizado por las compañías del sector en seguir generando y apostando continuamente por soluciones inteligentes y aplicaciones que han ayudado a mejorar los beneficios de sus clientes.
Por todo ello, invertir en nuevas tecnologías es invertir en el futuro. Un futuro que, me atrevo a decir, estará claramente marcado por principios básicos como el dinamismo, la colaboración, la movilidad, la seguridad y la responsabilidad. Una serie de tendencias que, a medio y largo plazo, impulsarán el negocio de nuestros clientes y para los que las TI y las telecomunicaciones jugarán un papel vital a la hora de superar futuros desafíos.
Las empresas que se esfuerzan por emprender nuevas actividades con energía, rapidez y optimismo son aquellas que sobrevivirán e irán haciéndose poco a poco más fuertes en un entorno que aún se augura complicado. Los clientes necesitan disponer de unas estructuras tecnológicas que les ayuden a adaptarse continuamente al mercado y que encajen dentro de la actual forma de entender los negocios y al ritmo tan cambiante de vida. Esto significa que en un futuro marcado por el principio del dinamismo, no habrá cabida para la rigidez, ya que la necesidad de adaptación y adecuación a las nuevas circunstancias nos exigirá un mayor grado de flexibilidad en cuanto a infraestructuras tecnológicas. Solo las empresas que aprovechan estos tiempos para emprender acciones y poner en marcha proyectos innovadores, serán las que consigan sobresalir y conseguir un alto nivel de diferenciación respecto al resto.
Este dinamismo es el que me lleva a decir que el trabajo en equipo es una necesidad en el mundo de las empresas, ya que siempre se conseguirán mejores resultados si nos rodeamos de buenos colaboradores y se trabaja de manera coordinada con ellos. La colaboración es otra de las grandes directrices que marcarán el futuro de las nuevas tecnologías, por lo que es necesario aprovechar las sinergias que se producen no solo en el seno de la empresa, sino también las que se producen más allá de nuestras fronteras y que nos sirven para dar respuestas y adaptarnos a una globalización cada vez más creciente. Se trata de apoyarnos los unos en los otros para crear más valor y ofrecer servicios integrales de mayor calidad y adaptados a las exigencias del mercado. Mantener un grado de competitividad es lo que nos impulsará a estar involucrados en nuestro trabajo para mejorar y crecer en un entorno cada vez más versátil y móvil, otro de los principios básicos.
La movilidad de una compañía debe extenderse sin cortes, como algo que va más allá de los límites de los edificios de las empresas. Pero no debe ser solo buscar una manera de conectarse cuando se está fuera de la empresa, sino de integrarse completamente incluso cuando se está lejos.
Si podemos alcanzar el sentido más amplio de la movilidad, las empresas realmente lograrán sus objetivos, que se traducen en una mejor productividad, en la llegada a nuevos mercados y en la satisfacción y anticipación a las necesidades de los clientes. Gracias a las nuevas tecnologías como los dispositivos móviles o los ordenadores se pueden cubrir todas estas necesidades de comunicación para superar satisfactoriamente esta movilidad, de manera que podamos sentir que trabajamos en un entorno óptimo independientemente de donde nos encontremos.
Y a raíz de esta creciente movilidad, surge otro de los principios clave que mencionaba al principio, el de la seguridad. La movilidad debe ser segura en cualquier lugar y en cualquier circunstancia gracias a la disponibilidad de soluciones que permiten una comunicación caracterizada por la confianza y donde la recuperación de datos y la accesibilidad esté controlada en todo momento. Por este motivo, las empresas han de tomar todas aquellas medidas necesarias en cuanto a sus sistemas tecnológicos que permitan resguardar y proteger la información buscando siempre mantener la confidencialidad, integridad y autenticidad en un entorno cada vez más virtual.
El quinto y último principio básico que marca tanto el presente como el futuro es el de la responsabilidad, área en la que los propios clientes obligan a las compañías a estar presentes. Además de los requisitos básicos para reducir energía y las emisiones de CO2, las soluciones verdes TIC también ofrecen posibilidades económicas y ayudan a reducir costes. En este sentido, las tecnologías desarrollan un papel protagonista, ya que su continuo consumo de energía les obliga a estar continuamente en búsqueda de nuevas fórmulas que ayuden a respetar el medio ambiente con el fin de crear un mundo más responsable y sostenible.
En conclusión, es hora de exprimir al máximo las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías y ofrecer la máxima información a las empresas para que comprendan sus verdaderos beneficios. Parece una meta difícil de conseguir a la luz del clima económico que nos rodea, pero con las adecuadas tecnologías y el partner idóneo que analice las necesidades y prioridades de cada empresa, es más que posible.
Solo hay que seguir apostando por las mejoras en lugar de quedarse parados esperando que pase el temporal. Estos cinco principios básicos son las claves que nos llevarán a estar preparados para enfrentarnos al futuro.