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10 beneficios de la evaluación en Recursos Humanos



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El ahorro de costes y aumento de la productividad o la alineación de los empleados con los objetivos de negocio, son algunos de los beneficios que los procesos de evaluación proporcionan a las organizaciones

Actualizado el 11 jul 2023



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Los recursos humanos siguen siendo el mayor potencial de una organización; gestionar el talento, especialmente escaso en estos tiempos de auge de la inteligencia artificial, es la gran asignatura pendiente tanto de las empresas como de la propia sociedad, que se juega su futuro, lleno de incertidumbre y de cambios disruptivos inesperados. 

Por tanto, mejorar el rendimiento de los empleados y la productividad de los negocios es el reto diario de todas las compañías, y que ahora en época de desconcierto y de grandes retos medioambientales, es de vital importancia. Por este motivo, contar con metodologías y herramientas que gestionen adecuadamente el rendimiento de las personas en las empresas se ha convertido en un elemento clave para las políticas de recursos humanos.

En esta línea, los expertos revelan diez beneficios que los procesos de evaluación proporcionan tanto a las empresas como a sus profesionales:

1. Gestionar el talento: los procesos de evaluación permiten detectar y premiar a los empleados que demuestren mejores capacidades, actitudes y conocimientos para desarrollar planes de carrera enfocados a mejorar su desarrollo profesional y aprovechar al máximo su potencial. Además permiten detectar aquellos que resulten menos productivos o comprometidos con sus organizaciones y establecer planes de acción acordes con sus puntos de mejora.  La motivación es el componente esencial en este tipo de políticas corporativas.

2. Establecer indicadores de RRHH: la evaluación sitúa los conocimientos y competencias de los empleados en el centro de la gestión del talento, nutriendo de información relevante a otras áreas de recursos humanos como la selección, formación, compensación y planes de carrera, lo que permite el establecimiento de indicadores para una mejor toma de decisiones en el área de RR.HH. La mejora continua es el segundo gran mandamiento a aplicar en este ámbito.

3. Detectar tendencias: a través del análisis de los resultados de evaluación por grupos de trabajo, es posible establecer relaciones directas con los indicadores de recursos humanos para analizar aspectos como la satisfacción de los empleados, el nivel de absentismos, el número de bajas voluntarias, etc. En este punto, la inteligencia artificial es un  gran aliados pues ayudará a predecir comportamientos e inclinaciones de los profesionales a la hora de afrontar su trabajo.

4. Analizar la evolución histórica del rendimiento: para examinar el impacto que pueda haber tenido sobre el empleado los planes de acción definidos como consecuencia de evaluaciones anteriores. De este modo, se obtendrá una visión global de todo lo que puede influir en su desempeño como los cursos recibidos, las promociones, los cambios de responsable, etc. Cualquier factor exógeno puede afectar a la productividad de los empleados y el bagaje formativo y emocional juegan un papel clave.

5. Ahorro de costes y aumento de la rentabilidad: las herramientas de evaluación permiten rentabilizar y medir la ejecución de los planes establecidos, obtener retorno inmediato de la inversión realizada y disponer de información del impacto real en el negocio. Además contribuyen a mejorar la cualificación y productividad de los empleados y como consecuencia la rentabilidad de la empresa. Un negocio rentable, es un negocio con futuro.

6. Optimizar el sistema retributivo: medir el rendimiento de los empleados y establecer planes de compensación adecuados a cada uno de ellos en función a su aportación individual al negocio, evita desajustes en la remuneración, una fuente habitual de insatisfacción en las organizaciones. El empleado equipara su nivel de relevancia y significación dentro la compañía en función de su nómina, cada vez más presionada por factores externos como la inflación galopante actual.

7. Alinear las competencias de los empleados con las necesidades reales del negocio: esto posibilita el diseño de sus planes de carrera, sucesión, formación, movilidad, etc. acorde a los objetivos estratégicos marcados por la dirección de la compañía. Sin una estrategia liderada desde los comités de dirección es difícil llevar a buen puerto este objetivo de carácter transversal para toda la organización.

8. Reforzar el compromiso de los empleados: un proceso de evaluación debe ser transparente para todas las áreas de una organización. Esto fomentará la implicación de los empleados y su contribución a la definición de los objetivos y resultados del negocio. En la actual situación de desempeño laboral híbrido, resulta más estratégico todavía este aspecto, pues con el teletrabajo se corre cierto riesgo de desapego corporativo y es clave que el empleado se identifique comparta los mismos intereses que su empresa.

9. Potenciar la marca de la compañía: estar involucrado en los objetivos estratégicos de negocio así como su reflejo en los criterios de evaluación , refuerza el orgullo de pertenencia de los empleados y la cultura de una empresa, lo que repercute de forma directa en la mejora de la imagen interna y externa de una compañía. Este objetivo suele ser consecuencia de lo anterior, compromiso, formación y valoración del talento vienen a resolver la ecuación.

10. Flexibilidad: si una compañía precisa reorientar su negocio, ya sea por el cambiante contexto económico o por su propia evolución, los procesos de evaluación le proporcionan una mayor cobertura a sus nuevas necesidades permitiéndole redefinir los objetivos y competencias clave de sus empleados de forma ágil y con mayores garantías de éxito. Cambiar para que nada cambie suele ser una receta del éxito a largo plazo.

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